Otros datos mas:
Más goles que partidos.
River conquistó el campeonato de 1932, a doce años de su primer y único título en el profesionalismo. El artífice de esa consagración fue Bernabé Ferreyra, autor de 43 goles en 32 partidos, con un promedio de 1,34 por fecha. Su trayectoria oficial en Tigre y en River, desde 1931 a 1938, quedó contenida en esta estadística: tuvo más goles convertidos (204) que partidos jugados (195), con un promedio de 1.04 por encuentro.
Cinco cabezazos.
En el partido que Chacarita le ganó a Argentino de Quilmes por 5 a 1, en el torneo de 1939, el centrodelantero rosarino Cassán estableció un récord al conseguir cuatro goles de cabeza. El otro dato curioso es que, el otro gol del equipo tricolor fue conseguido por el marcador Araguez, también de cabeza.
Un año excepcional en goles.
En el torneo de 1938 se registran varios récords de goles. Independiente consiguió 115 en el campeonato; Racing marcó 24 en tres partidos consecutivos, el encuentro entre River y San Lorenzo, que terminó 5-5 se convirtió en el empate más abultado entre dos equipos grandes. Durante todo el torneo se convirtieron 1334 goles, con un promedio de casi 5 tantos por encuentro. En las fechas cuarta y trigésmaprimera se señalaron 56 goles, a razón de siete por partido.
Arquero por tres partidos.
En 1941 Atlanta contrató al arquero uruguayo Horacio Granero, quien debutó en la fecha inaugural del torneo frente a River. El club de la banda roja se impuso por 5-0. El domingo siguiente, Atlanta fue vencido por Boca 7-2, y en la tercera fecha el conjunto de Villa Crespo igualó 6-6 con Estudiantes de La Plata. En 3 partidos a Granero le señalaron 18 goles. Ese mismo lunes la comisión directiva decidió prescindir de los servicios del arquero oriental.
Una fecha histórica.
La decimoséptima fecha del torneo de 1954 quedó registrada como la que congregó mayor cantidad de público en toda la historia del fútbol argentino. Ese 15 de agosto se vendieron 160.066 entradas en los ocho partidos disputados, con un excepcional promedio de un poco más de 20.000 entradas por cada encuentro. Si se le agrega la cantidad de socios que no abonaron entrada, se llega a la conclusión que fueron a los estadios más de 300.000 personas. Contribuyó de manera fundamental para alcanzar ese record inigualable el partido que jugaron en Avellaneda, Independiente y Boca. Se agotaron las 62.000 localidades puestas en venta, cifra que tampoco fue superada en el fútbol argentino hasta nuestros días.
Boca y un record inigualable.
Boca, con su campaña en el torneo de 1954, se convirtió en el equipo que vendió mayor cantidad de entradas en una temporada. El total general alcanzó a 886.384 localidades, de las cuales 527.925 correspondieron a los encuentros que jugó como visitante. El promedio general por partido alcanzó la excepcional de 29. 546, que ningún otro equipo logró superar.
Factores deportivos y sociales.
Ese 1954, se destacó porque se registraron varias marcas insuperables en el fútbol argentino. La más importante fue la de entradas vendidas, con 3.613.446, con un fenomenal promedio de 15.056 por partido. Hubo varios factores determinantes: la gran campaña de Boca, en lo deportivo; y el alto poder adquisitivo que alcanzaron los sectores populares, en el aspecto social.
Banfield, el dueño de los records.
Pese a ser uno de los equipos denominados "chicos", Banfield mantiene varias marcas inigualables en Primera División: Entre 1950 y 1953 mantuvo su cancha invicta durante 49 partidos consecutivos. Fueron exactamente tres años y 17 días. Es una marca que difícilmente pueda superarse. En el torneo de 1951 fue el primer equipo chico que ocupó la primera colocación en un torneo de AFA. Debió ser el campeón por mejor diferencia de gol (gol average, que se implantó poco después), pero tuvo que disputar dos finales con Racing y cayó en el segundo partido por 1 a 0. Fue el primer equipo chico que le señaló 5 goles a River en el Monumental (le ganó 5-1 el 20 de junio de 1951. Ese día le convirtió cuatro goles en apenas trece minutos, entre los 20 y los 33 minutos del segundo tiempo, circunstancia que nunca volvió a soportar River en estadio. También ese día de la Bandera de 1951 fue la primera vez que River perdió por cuatro goles de diferencia como local hasta ese momento. El 6 de octubre de 1977, por el Torneo Nacional, logró la máxima goleada del profesionalismo: derrotó a Puerto Comercial de Bahía Blanca por 13 a 1. En ese mismo partido Juan Alberto Taverna estableció, con siete goles, el record de tantos convertido en un solo encuentro en todo el profesionalismo. Banfield fue el primero y único equipo que marcó 13 goles en un solo partido. También mantiene la mayor diferencia de goles, con 12, en confrontaciones entre equipos de la misma categoría en todas las divisiones profesionales de la AFA.
Un solo gol en los primeros tiempos.
Un caso insólito se registró en la vigésima segunda fecha del torneo de 1965: al finalizar los primeros tiempos, se había convertido un solo gol, el de Boca a Chacarita en los nueve partidos de Primera División. Con ese tanto Boca ganó 1-0.
Sesenta goles en una temporada.
Héctor Horacio Scotta, un goleador santafesino iniciado en Unión, logró superar la legendaria marca de 47 goles, que había conseguido el paraguayo Arsenio Erico jugando para Independiente, en 1937. Scotta metió 60 goles para San Lorenzo, en los dos torneos de 1975, en mayor número de partidos, pero en tiempos en que ya se jugaba con mayor rigor defensivo.